30 de mayo de 2007

La chica de la guitarra

La de ayer fue una noche inusualmente tranquila a la par que extraña. Casi diría que surrealista.

Después de hablar con Magda -que no había visto ni oído nada fuera de lo normal- me dí una ducha y volví a bajar a Barcelona. Intento pasar las noches ahí, que es dónde más puedo hacer y el único lugar dónde Carmen puede contactar conmigo. En el trayecto barajé varias posibilidades respecto a la enigmática nota, pero las descarté por improbables. Necesitaría más datos si quería resolver la ecuación.

Cené con Sara en un fresco y luego nos fuimos a un pub al que nunca había estado, pero del que he oído hablar varias veces. Se llama Mediterráneo y hacen música en directo, monólogos y actuaciones varias. La verdad es que el lugar está muy bien y es acogedor, y además no está muy lejos del centro. Carmen se pondría en contacto conmigo si me necesitaba, así que intenté relajarme y disfrutar de la velada. Nos tomamos unas copas mientras un tipo argentino vomitaba su monólogo -bastante tópico, por cierto- y al poco rato desconectamos y hablamos de nosotros. Hacía muchos días que no disfrutábamos de un rato de intimidad. La verdad es que me sentó de maravilla hablar de cosas mundanas, como mi trabajo, sus estudios, los amigos...

Cuando nos dimos cuenta y aparté los ojos de los de Sara, un silencio expectante flotaba en el ambiente, el monologuista había desaparecido y en su lugar había una muchacha menuda, de pelo oscuro y lacio, enfundada en unos vaqueros gastados. Sostenía una guitarra frente a ella, enorme en comparación con su pequeño cuerpo. Sonrió y sin decir una palabra empezó a hacerla sonar. Un ritmo suave y a la vez creciente recorrió la sala. Empezó como un blues con toques de rock que más tarde mutó al punk más agresivo, para transformarse repentinamente en una mezcla de reagge y country de lo más curiosa. Terminó la primera canción improvisando una mezcla de los más variados estilos que dejó a todo el pub sin palabras. Tocaba como una auténtica estrella.
Pero lo realmente sorprendente vino a partir de la siguiente canción. Empezó cantando a capella y cautivó al instante a todos con una voz suave pero intensa, que parecía transmitir un hondo sentimiento de pesar. Me fijé que todos a mi alrededor se habían quedado absortos escuchándola. Inmóviles como estatuas. Parecían hipnotizados.
Aquello se extendió al resto de la actuación, y me pareció que la gente solo reaccionaba entre canción y canción. Pero no le dí demasiada importancia y me centré también en disfrutar del espectáculo.
Cuando terminó su actuación la cantante se presentó finalmente, entre silbidos y aplausos. Alba era su nombre.

De camino a su piso, Sara me dijo que se sentía un poco mareada y que tenía una sensación extraña. Le contesté que me encargaría de que se le pasara en cuanto nos metiéramos en la cama. Su sonrisa le iluminó la cara y no pude evitar darle un beso largo y apasionado. Sus ojos brillaron frente a los míos, y cogiéndome por sorpresa me arrastró hasta la oscuridad de un portal cercano, dónde se arrancó la ropa y me folló poseída por un frenesí animal hasta entonces desconocido para mí.

Ésta mañana al despertarnos le he sacado el tema, y me ha asegurado que no recordaba absolutamente nada de la noche de ayer desde el momento en que vió subir al escenario a la chica de la guitarra.

5 comentarios:

QuiveringStar dijo...

Buen personaje, y buena presentación, la de Alba. Quizás deberías definrla un poco más pero está bien porque en principio no tienes por qué fijarte mucho.

Curioso, yo también tengo pendiente una visita al Mediterraneo

Sigue así :).

Babilonios dijo...

A este paso ya sabrá tocar el violín!!!

Más capítulos! Queremos sangre y destrucción y un supervillano con gafas!

Saludos

Anónimo dijo...

Kiero mas!!!

Anónimo dijo...

podrías decir ''e hizo el sexo conmigo'' o algo parecido, no ''folló'' que queda muy rudimentario

Anónimo dijo...

XD, si hubiera puesto "hizo el sexo conmigo" habría dejado de leer el relato en ese mismo punto.