29 de mayo de 2007

Nada basta

Desde que "volvió" Carmen a principios de la semana pasada no hemos parado apenas. Hay demasiado por hacer.

Empiezo a plantearme la imposibilidad de las ideas que me guían. Utopías inalcanzables incluso en el más delirante de los sueños. Estoy agotado y no veo el momento de descansar. Y es en estos momentos cuando me viene a la cabeza una frase que leí en algún cómic hace años y que ha permanecido en mi memoria hasta hoy: "El mal nunca descansa". Que cachondo soy cuando me pongo...
¿El mal? ¿Realmente es el mal lo que impulsa a la gente a robar, por ejemplo? No es lo mismo robar una barra de pan para comer que violar a alguien por placer. ¿Son distintos niveles de mal? ¿O no existen diferencias? Durante éstos días he tenido que elegir más de una vez entre ayudar en un lugar u otro, a unas personas o a otras. Y por culpa de una mala elección ahora hay dos ancianos en la UCI, gravemente heridos. Aunque claro, ¿quién dice que fué una mala elección? Si hubiera elegido de forma distinta quizás serían otros los que estarían hoy en esa sala, o peor, bajo tierra.

Me está costando encajar todo esto. Verlo desde una perspectiva que me afecte menos. Juan Blanco me advirtió de que esto pasaría, y gracias a sus enseñanzas he sabido sobreponerme, pero no es suficiente.
Leo en los periódicos sobre mi, sobre "El justiciero del Post-it", o simplemente "Post-it", como empiezan a llamarme para abreviar, y me ayuda, me hace sentir mejor, pero tampoco basta. Carmen me anima y me presiona a su manera. Me transmite pensamientos positivos y me asegura una y otra vez que sin lo que estoy haciendo el mundo sería un lugar peor. Que hay que aprender a andar antes de querer correr. Que me dé tiempo. Que poco a poco, si no me rindo, lo que me ronda por la cabeza puede que se convierta en realidad, y que ella estará ahí para ayudarme.
Sara también me apoya a su manera. Hay alguna cosa que se le escapa, que no logra comprender del todo, pero es normal. Me obliga a tomarme algun respiro cuando me ve muy apurado, y aunque de entrada me niego siempre, reconozco que necesito tantos respiros como pueda tomarme. Incluso Carmen me alienta a ello. Quizás porque también necesita descansar.

Desde que me creo un superhéroe no tengo en consideración las necesidades de los demás. Soy un puto egoista, ahora me doy cuenta. Pero es que no puedo detenerme, joder. Siento que se me necesita y cada vez que leo alguna mala noticia que podría haber evitado me cabreo conmigo mismo. Incluso si ha sucedido fuera de mi alcance. ¿Cómo puedo evitar algo que sucede a cientos de kilómetros de aquí?

Por todo esto es por lo que no quiero ni puedo detenerme. Mientras actúo no pienso en otra cosa, me concentro en lo que estoy haciendo y ya está.

Esto de jugar a los superhéroes va a matarme o a volverme loco. Veremos qué sucede antes.

1 comentario:

QuiveringStar dijo...

Es curioso, si ben en otro post te recomendaba que contaras más escenas de acción, aquí, sin embargo, creo que queda bien esto de no contarlo todo y dejar cosas en el aire, sin necesidad de que salga todo a la luz, solo como pequeñas pinceladas. Está bien dejar entrever que has tenido acción sin necesidad de contarlo todo "fil per randa".

De todas maneras aún no acabo de pillar tu intención: si pretendes que sea de aventuras faltan escenas de acción y si pretendes que sea filosófica (por llamarlo de algún modo) falta algo de interiorización del proceso de convertirse en superhéroe.

Seguiremos leyendo, a ver por dónde nos llevas :).