31 de enero de 2010

Jueves 22 de junio de 2007, 12:25h

Por una vez mi mejor amigo no nos ofreció una solución al problema que teníamos y convinimos en que lo único que se podía hacer era tener paciencia y estar listos para actuar.

-Pero –añadió Rafa cuando parecía que íbamos a dejar de lado el tema, he hizo una pausa dramática de las suyas mientras observaba detenidamente la etiqueta de su cerveza. Esperó a que Xavier y yo le miráramos, expectantes -, y sé que lo que os voy a decir puede sonar arriesgado..., si dais con él, no le detengais. Seguidle.

La idea que yo tenía desde un principio del secuestrador supongo que era más básica, más peliculera quizás. Pensaba en él como en un depredador y mi idea era simplemente darle caza. Pero el razonamiento de Rafa tenía su lógica: lo más probable era que el tipo trabajara para otros, que aprovechara sus poderes –si realmente los tenía- para ganarse la vida, aunque fuera de una forma tan asquerosa. Además, seguirle hasta su escondite era la única forma segura de dar con los niños desaparecidos, suponiendo que los retuviera en algún lado.

Así que las cosas se han complicado un poco más, ahora no solo tenemos que encontrarlo, sino que encima tenemos que seguirlo hasta su escondrijo.

¿No querías té? Pues toma dos tazas... Y a seguir esperando.

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