Antes de irme a dormir, quiero dejaros con una reflexión.
Una reflexión abierta al debate, sobre porque diablos aún nadie se ha atrevido a contar una historia de superhéroes basada en la realidad cotidiana, en el día a día de un superhéroe en nuestro mundo; en el mundo de la gente real.
De acuerdo, sé que muchos saltareis al leer el párrafo anterior y direis: “Pero tío, de qué vas, ahí tienes la serie Heroes, o la película El Protegido. Y seguro que hay algún cómic de superhéroes realista. Segurísimo.”
No niego que existan intentos.


Y ese es el gran mal que encuentro en las historias de superhéroes: se quedan en la superficie y se limitan a ofrecer más de lo mismo. Y eso termina por cansar y hacer que algunos aficionados al género acabemos abandonándolo y dedicando nuestro tiempo a otras cosas. En mi caso a escribir la historia de superhéroes que creo que nadie ha escrito aún.
El caso es que no entiendo porque nadie lo ha hecho, o quizás sí. Puede que sea debido al riesgo que supondría el hacerlo sin tener garantías de que fuera a funcionar. Supongo que los editores de cómics y los productores de películas deben pensar que a nadie le va a interesar la rutina de un superhéroe real –cuando no hay mayor rutina que la de enfrentarse una y otra vez a los mismos supervillanos y a las mismas aventuras con distinto nombre y escenario-.
También puede ser que entrañe más dificultad a la hora de contar las historias en un mundo real. Pero conociendo los trabajos de grandes guionistas como Alan Moore, Grant Morrison, Garth Ennis, Brian Azzarello, Warren Ellis o Neil Gaiman, no entiendo como a ninguno se le ha ocurrido ir más allá.
¿Puede que realmente no exista público para historias así?
Yo no tengo la respuesta, pero por mi parte voy a seguir trabajando para que al menos existan esas historias y que los lectores, si existen, puedan encontrar el lugar donde hacerlas suyas.
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