18 de enero de 2008

Jueves 7 de junio de 2007, 19:50h

-Me parece que se te está subiendo a la cabeza, Daniel –ha sido lo primero que ha dicho Rafa.
-¿Porqué? –hemos preguntado Xavier y yo a la vez, entre incrédulos y cabreados. Xavier sigue tan entusiasmado como el primer día con la idea de que un colega suyo sea un superhéroe, y todas mis ideas le parecen geniales. Estoy convencido de que si se lo pidiera no le importaría ser mi Bucky Barnes. Rafa es todo lo contrario, como siempre. Supongo que debo dar gracias por ello, es el que nos mantiene cuerdos.
-Aún no controlas del todo tus poderes –primer punto para Rafa. El partido no había hecho más que comenzar.
-Estoy en ello –he contestado, más seco de lo que pretendía.
-¡Está en ello, tío! –me ha apoyado Xavier.
-Vamos hombre, si la otra noche casi te matan...
-Me descuidé –he mentido -. No volverá a pasar.
Rafa se me ha quedado mirando fijamente sin decir nada, y Xavier ha aprovechado para darle otro bocado a su segunda pizza.
-Vale tío, no me descuidé –he confesado al final, incapaz de mantener su mirada. Dos a cero -. Si no llega a ser por Perro Negro...
-¡Ei! –ha gritado Xavier después de tragar apresuradamente. Allá iba otra de sus geniales ideas - ¿Porque no hablas con él y formais una alianza? Podríais cazar juntos. Seríais algo así como “Flecha Verde y Canario Negro”, aunque “Post-it y Perro Negro” no suenan igual algo sí que se parece, ¿no? Quizás...
-Tío, deja de decir paridas –le ha cortado Rafa -. Si no sabemos ni quién es, ni si es de fiar. Además, hasta ahora no parece que le preocupe demasiado que la ciudad esté llena de criminales.
-Si me ayudó es porque se lo pidió Carmen –he añadido. Xavier nos ha mirado unos segundos y ha vuelto a su pizza cuatro quesos encogiéndose de hombros.
Rafa ha vuelto a tomar la palabra:
-Centrémonos - ha empezado, la seriedad que expresaba su rostro me ha hecho sentir como un niño pequeño ante la regañina de un padre por un instante, pero ha logrado que tanto Xavier como yo le prestáramos toda nuestra atención -. Dani, lo primero es establecer una lista de prioridades según tus posibilidades. Y creo que no hay nada más prioritario que controlar tus poderes al ciento por ciento. No sabemos como te ha entrenado tu maestro, ya que según tú no nos lo puedes explicar. Ok, lo entendemos y lo aceptamos. Pero, al menos a mí, ese entrenamiento me parece insuficiente. No puedes cometer errores. No puede ser que unos simples matones representen una amenaza para tí. ¿Qué pasará cuando te enfrentes a tíos armados con armas de verdad y no con palos y cuchillos? ¿Qué pasará cuando la vida de alguien dependa de tí?

Y así ha seguido la tarde. Me siento como si me hubieran dado una lección de humildad. Y lo mejor de todo es que sé que la necesitaba. Se me han bajado los humos, y he comprendido que para correr antes hay que saber andar.
Esta noche veré a Juan Blanco, y si todo va como espero, luego empezaré a andar un poco más ligero.

No hay comentarios: