27 de abril de 2007

Una noche de cine

Nos encontramos a las 21.30h frente a la estación de metro de Fontana, en el barrio de Gracia, cómo me había indicado Carmen.
Juan Blanco hizo una aparición similar a la de la primera vez, cómo salido de la chistera de un mago. En ése momento me imaginé a toda la gente cercana dejándolo todo de lado para aplaudirnos frenéticamente, y a nosotros dos bajo la deslumbrante luz de los focos.
-Hola, Daniel -saludó Juan Blanco, sonriendo. Me había leído la mente, lo que me hizo enrojecer un poco y sentirme bastante idiota -. Sígueme, va a empezar la película.

Creí haberle entendido mal, pero no dije nada y le seguí en silencio. Unos minutos después, mientras andábamos por una de las estrechas callejuelas que cruzan el barrio de lado a lado, volvió a hablar:
-Es una de las primeras cosas que te enseñaré -no entendí a qué se refería y se dió cuenta, por lo que siguió hablando -. Me refiero a detectar a uno de nosotros antes de que llegue junto a tí. Puede serte muy útil, y salvarte la vida en más de una ocasión.
Asentí en silencio, no me sentía cómodo. Intentaba no pensar, concentrarme sólo en lo que él decía y a la vez dejar a un lado las dudas. El plan de Rafa parecía muy sencillo rodeado de amigos y con dos cervezas de más, pero allí, junto a aquel hombre extraño, no lo fué en absoluto.
-¿Qué te preocupa? -preguntó. "Putos telépatas" pensé antes de poder pararlo. "Mierda. Mierda, mierda".
Juan Blanco me miró divertido. Luego dijo, sin dejar de sonreir:
-Si quieres, puedo dejar de leerte. Lo hago para conocerte más rápido y poder sacar lo mejor de tí, pero si lo prefieres podemos volver al método tradicional. Yo aprendí con él.
No me esperaba aquella reacción. Dudé unos segundos antes de asentir.
-Te lo agradecería de veras -dije, a la vez que un sentimiento de culpabilidad me invadía -. No estoy acostumbrado a todo ésto, y me resulta bastante... perturbador. Creo que puedo aprender mejor, al menos al principio, si me siento más relajado.
-Qué razón tienes, Daniel. A veces olvido mis primeros días, mi propio aprendizaje. Todo dudas y desconfianza. Y miedo, mucho miedo. Tú al menos no tienes miedo, tienes mucho ganado.

Seguimos andando en silencio, los dos inmersos cada uno en sus pensamientos, ésta vez en privado. Cruzamos un par de travesías y finalmente torcimos por una calle peatonal a la izquierda.
-Hemos llegado -dijo, deteniéndose frente a los cines Verdi.
Así que no le había entendido mal. Íbamos a ver una película. Aquello me sobrepasaba, no era lo que esperaba en mi primer día. Ir al cine a ver una película soporífera de un director de nombre impronunciable no era la idea que tenía del entrenamiento para superhéroe. Quizás era una prueba. Quizás Juan Blanco, mi maestro, quería medir mi fuerza de voluntad, pensé irónicamente.
Se adelantó hasta la taquilla, sacó dos entradas y nos metimos en el cine. En ningún momento me dijo qué íbamos a ver ni yo pregunté.

2 comentarios:

Babilonios dijo...

El protegido!!!

No, no, RAMBO 3...

Si se supone que esto es pasado (Es un diario) por qué me haces una entrada tan corta?!?!?!

xDDD

Saludos

QuiveringStar dijo...

Porque les gusta vernos sufrir o porque aún no le ha dado tiempo de ver la cartelera del Verdi :P

A ver con qué nos sorprendes. Pero si, podrías haber contando al menos la película puesto que es lo que más importa al protagonista en ese momento.